30.9.05

54._ Reimplantación

Nuestros cuerpos serán destruidos por la muerte. Pero la información que definía nuestra identidad: el programa genético que determinaba la estructura y funciones de nuestros organismos, la memoria y la mente que nos permitían ser conscientes y persistentes, todo nuestro "software", --nuestra "alma"--, será accesible al conocimiento de Dios.

No habrá almas que subsistan como entes autónomos, incorpóreos, como fantasmas que "vivan" en un ultra-mundo esperando el fin de los tiempos. No; simplemente desapareceremos después de nuestra muerte y volveremos a aparecer en el umbral de la emergencia final. Para nuestra conciencia personal no habrá transcurrido plazo alguno entre ambos instantes: la muerte y la resurrección coinciden en el tiempo personal, aunque en el tiempo propio del universo estén separadas por miles de millones de años.
Esto ocurrirá a todas las personas que existen, hayan existido y existirán hasta ese momento final. Dios, desde las alturas, desde la cima del proceso de evolución cósmica, verá, conocerá completa y exactamente, toda la información universal de todos los tiempos, en particular toda la información que nos determinaba, a cada uno, como personas. Y querrá, y podrá, resucitarnos; reimplantar nuestro "software" en un nuevo "hardware", nuestras "almas" en nuevos "cuerpos", pero cuerpos diferentes a los antiguos para vidas diferentes de las antiguas, cuerpos espirituales para vidas eternas.