30.9.05

52._ Resurrección

Recibieron este mensaje, tuvieron esa convicción. Contaron que habían tenido visiones, cada uno por separado y en conjunto. ¿Alucinaciones? ¿Autosugestión provocada por la necesidad de consuelo? ¿Delirio colectivo?
Desde luego, tuvieron que ser unas alucinaciones extremadamente vívidas para crear esa recuperación, esa confianza extraordinaria. Si locura había sido seguir antes a ese Maestro, ¿qué sería ahora, en presencia de su cadáver? Y no se reconfortaron por unos días, sino por el resto de sus vidas, hasta entregarlas al martirio por su fe. Esta inmensa convicción, no de un solo hombre sino de todo un grupo, no pudo haber sido alcanzada basándose en dudosas visiones propias ni ajenas. ¿Qué ocurrió entonces?

Nosotros creemos en lo que ellos mismos afirmaron: que su convicción fue obra del espíritu de Dios, actuante en sus mentes, como antes actuó en las mentes de los profetas de Israel. La capacidad creativa de los apóstoles, que transformaría al mundo, no era sino la capacidad creativa de Dios, inspirada de una manera directa y especial en ellos, para seguir realizando la obra de la Redención.
Y el mensaje del Espíritu era éste: "Jesús, el que fue crucificado, ha resucitado; es verdaderamente el Mesías, el Cristo; os precede en la resurrección universal de todos los hombres a la vida eterna con Dios; creed en Él, convertíos para entrar en su Reino".